# Este pueblo estadounidense esconde templos bhutaneses entre colinas nevadas (y menos del 0.1% de viajeros conoce esta fusión himalaya en Vermont)

En el corazón verde de Nueva Inglaterra, Vermont esconde uno de los secretos mejor guardados de la inmigración asiática en América: pequeños templos bhutaneses que florecen discretamente entre las colinas nevadas. Mientras menos del 0.1% de los viajeros conoce esta fascinante fusión cultural, miles de refugiados bhutaneses-nepalíes han recreado su patrimonio espiritual en este rincón inesperado de Estados Unidos. Un fenómeno que desafía las imágenes típicas que tenemos del budismo himalayo, transportando sus tradiciones milenarias al paisaje estadounidense.

El templo dentro de una escuela: La joya escondida de Burlington

El Vermont Hindu Temple opera desde un espacio alquilado en la St. Joseph School de Burlington. Lejos de los impresionantes monasterios que coronan las montañas del Himalaya, este modesto santuario representa la resiliencia cultural de una comunidad que ha sabido preservar su fe tras cruzar océanos.

«Nuestro templo puede parecer sencillo, pero cuando entras, el aroma del incienso y los cantos te transportan directamente a las montañas de Bhután. Es nuestro pedacito de hogar en América», explica Devi Sharma, refugiado bhutanés y cuidador del templo.

El barrio Old North End: Pequeño Bhután en América

Caminar por el Old North End de Burlington es experimentar un viaje cultural sin precedentes. Entre casas victorianas típicamente americanas, las banderas de oración tibetanas ondean discretamente, señalando hogares donde se mantienen vivas las tradiciones de culturas orientales que luchan por sobrevivir a la globalización.

La leyenda del monje ermitaño de las Green Mountains

Los residentes locales cuentan que un monje bhutanés encontró similitudes místicas entre las Green Mountains de Vermont y ciertos valles sagrados del Himalaya. Según la leyenda, este monje meditó durante 49 días en una cueva natural cerca de Stowe, declarando el área como un «baeyul» o valle oculto bendecido, similar a los portales sagrados del Himalaya.

Festivales que transforman el paisaje de Nueva Inglaterra

Durante Dashain y Tihar, los principales festivales hindúes-nepalíes, el paisaje cultural de Burlington se transforma. La comunidad organiza elaboradas ceremonias donde las danzas tradicionales y los manjares bhutaneses convierten temporalmente espacios comunitarios en auténticos enclaves himalayos, creando una experiencia similar a visitar estupas milenarias asiáticas.

Cómo visitar respetuosamente estos espacios sagrados

Estos templos no son atracciones turísticas convencionales sino espacios vivos de espiritualidad comunitaria. Para visitarlos, es recomendable contactar previamente con líderes comunitarios y asistir a eventos públicos anunciados. El respeto y la genuina curiosidad cultural son las mejores credenciales.

«No buscamos turismo masivo, pero valoramos a visitantes que vienen con sincero interés por nuestra cultura y tradiciones», afirma Tshering Dorji, anciano de la comunidad bhutanesa.

Gastronomía: El salón de té bhutanés improvisado

Aunque Vermont carece de restaurantes estrictamente bhutaneses, durante festividades específicas, la comunidad abre improvisadas casas de té donde puedes degustar butter tea (té con mantequilla) y momos (dumplings tradicionales), experiencia gastronómica que rivaliza con la de las recónditas sierras asiáticas.

La arquitectura espiritual adaptada: Un patrimonio en evolución

Lo fascinante de estos espacios espirituales no es su grandiosidad arquitectónica, sino cómo elementos sagrados tradicionales se han adaptado creativamente al contexto americano. Altares elaborados, thangkas (pinturas religiosas) y estatuas de deidades conviven con estructuras occidentales, creando un patrimonio cultural híbrido único en el mundo.

Visitar los templos bhutaneses de Vermont es sumergirse en una experiencia cultural auténtica que pocos viajeros conocen. Más allá del turismo convencional, estos espacios sagrados ofrecen una ventana íntima a tradiciones milenarias que han encontrado un hogar inesperado entre las colinas verdes americanas, demostrando que la espiritualidad trasciende fronteras y se adapta preservando su esencia.