Este islote vasco con 241 escalones sagrados conquistó Hollywood (la fortaleza marina que esconde un ritual de buena suerte milenario)

San Juan de Gaztelugatxe: el puente entre la tierra y el cielo vasco que conquistó Hollywood

El islote que desafía al Cantábrico desde hace siglos

Un puente de piedra serpentea sobre el mar embravecido, conectando la costa vasca con un peñón solitario coronado por una ermita blanca. Este es San Juan de Gaztelugatxe, un enclave mágico en la costa de Vizcaya donde 241 escalones zigzagueantes conducen a uno de los paisajes más impresionantes de España. Su silueta, que parece surgir directamente de las aguas del Cantábrico, cautivó a los productores de «Juego de Tronos», convirtiéndose en el mítico Rocadragón de la serie y catapultando este tesoro vasco al estrellato mundial.

Un nombre con historia: el castillo sobre la roca

«Gaztelu» (castillo) y «aitz» (roca) componen el nombre vasco de este enclave. Aunque algunos locales prefieren una interpretación más misteriosa relacionada con «gatxe» (mal), sugiriendo un «Castillo del mal». Sea cual sea su origen, este islote rocoso ha sido testigo de piratas, batallas navales y peregrinos desde el siglo IX, cuando se erigió la primera ermita dedicada a San Juan Bautista.

«Gaztelugatxe es más que un lugar; es una experiencia que transforma al visitante. Cuando subes los 241 escalones y haces sonar la campana tres veces, dejas atrás tus preocupaciones y conectas con algo mayor», explica Mikel Olaizola, guía local con 20 años de experiencia.

El ritual de los tres toques que ahuyenta a los malos espíritus

La tradición manda que, tras coronar la cima y visitar la ermita, el viajero debe hacer sonar la campana tres veces para alejar los malos espíritus y atraer la buena suerte. Este ritual centenario se mantiene vivo entre los miles de visitantes que cada año se aventuran por el sinuoso camino de piedra, consolidando el carácter místico de este enclave donde el mar y la montaña se abrazan en perfecta armonía.

Un tesoro natural frágil y protegido

Declarado Monumento Natural en 2023, Gaztelugatxe forma parte de un entorno privilegiado junto con islotes cercanos como Akatx, refugio de aves marinas. Las aguas que lo rodean constituyen la primera reserva marina vasca, albergando fondos rocosos y bosques de algas que proporcionan cobijo a numerosas especies. Esta riqueza natural ha llevado a establecer un sistema de reservas gratuitas que limita el aforo a 3.024 personas en los días de mayor afluencia.

Dos caminos para una misma cima

Para los aventureros que deseen conquistar Gaztelugatxe existen dos opciones: el sendero Urizarreta, más corto pero empinado, o el camino de Ermu, más largo y suave. Ambos convergen en el puente de piedra que, como un cordón umbilical, une la tierra firme con este islote que parece flotar sobre el azul cantábrico, recordando a otros escenarios mágicos como pueblos blancos sobre lagos turquesa en otras regiones de España.

Más allá de los 241 escalones: tesoros cercanos por descubrir

El entorno de Gaztelugatxe ofrece experiencias complementarias igualmente cautivadoras. El Cabo Matxitxako, los senderos costeros entre Bermeo y Bakio, y las rutas de observación de aves alrededor del islote de Akatx constituyen alternativas menos concurridas para quienes buscan explorar la esencia salvaje del litoral vasco, comparable con la belleza de la Playa del Silencio en Asturias.

«Lo verdaderamente mágico de Gaztelugatxe es que cambia con cada visita. Con sol, es un paraíso mediterráneo; bajo la tormenta, se transforma en un escenario gótico. El mar, el viento y la luz juegan constantemente, creando un espectáculo siempre nuevo», comenta Ane Beitia, fotógrafa especializada en paisajes del Cantábrico.

Consejos para una visita inolvidable

Para disfrutar plenamente de esta joya vasca, reserva tu entrada gratuita con antelación, especialmente en temporada alta. Llega temprano para evitar aglomeraciones y disfruta del amanecer bañando la ermita. El recorrido completo requiere unas tres horas, así que lleva calzado cómodo, agua y protección solar. Sus aguas cristalinas recuerdan a las de Cala Macarella, aunque aquí el Cantábrico muestra su carácter indómito.

Gaztelugatxe permanece como un símbolo del encuentro entre la tierra y el mar, entre la historia y la leyenda. Sus 241 escalones y su puente de piedra no solo te llevan a una ermita milenaria, sino a un viaje interior donde el esfuerzo físico se transforma en recompensa espiritual, como ocurre en los grandes santuarios naturales de Cofete en Canarias. En cada escalón tallado por siglos de pasos peregrinos, late el corazón salvaje e indomable del País Vasco.