Este bosque de piedra escarlata oculta 35.000 figuras ancestrales que cambian de color al amanecer (los nativos Paiute los llaman «personas-rocas»)

Entre las maravillas geológicas de Estados Unidos, el Parque Nacional de Bryce Canyon emerge como un espectáculo surrealista que desafía la imaginación. Con más de 35,000 «hoodoos» —las más altas concentraciones de estas extrañas formaciones rocosas en el planeta— este bosque de piedra rojiza en Utah no es realmente un cañón, sino un anfiteatro natural esculpido durante millones de años por la danza paciente del hielo y el agua.

El lienzo escarlata de un antiguo lago

Lo que hoy contemplamos como un laberinto de agujas rocosas fue hace 50 millones de años un lago de aguas tranquilas. Los sedimentos acumulados en su lecho, ricos en minerales y óxido de hierro, otorgaron a Bryce su característica paleta cromática que va del rosa pálido al rojo ardiente, ofreciendo un espectáculo visual que cambia constantemente con la luz del día.

«Cuando miras los hoodoos al amanecer, parece que despiertan a la vida, como si fueran una civilización petrificada esperando contar sus secretos», explica Tom Jenkins, guardabosques con 20 años de experiencia en el parque.

Un laboratorio geológico al aire libre

A 2,400 metros de altitud y con temperaturas que fluctúan 20 grados en un solo día, Bryce experimenta más de 200 ciclos de congelación-descongelación anuales. Este fenómeno de «meteorización por helada» continúa esculpiendo el paisaje, creando nuevos hoodoos mientras desmorona otros, en un proceso perpetuo de transformación que hace que ninguna visita sea igual a la anterior.

Los antiguos guardianes de piedra

Para los nativos Paiute, estos monolitos no eran simples rocas sino «personas-rocas» o «Legend People», seres transformados en piedra por el coyote tramposo como castigo por sus malas acciones. Caminando entre estas siluetas, especialmente por el sendero Navajo Loop, es fácil imaginar figuras humanas congeladas en el tiempo, mirando eternamente hacia el horizonte de Utah.

El reino de las estrellas

Lejos de la contaminación lumínica de las grandes ciudades, Bryce Canyon ha sido designado como uno de los mejores lugares del mundo para la observación astronómica. Con noches que revelan hasta 7,500 estrellas a simple vista (comparado con las apenas 2,000 visibles en áreas suburbanas), los programas nocturnos de astronomía del parque atraen a visitantes tan fascinados por el cielo como por la tierra.

«Hay momentos en que la Vía Láctea se refleja tan claramente sobre el anfiteatro que parece que caminas entre dos universos», comenta Sarah Williams, astrónoma voluntaria del programa de cielos oscuros.

Los tesoros bajo el borde

Mientras que la mayoría de visitantes se conforma con admirar el panorama desde los miradores, el verdadero secreto de Bryce se revela al descender por senderos como Cascadas y Maravillas Naturales. El Queen’s Garden Trail te transporta a un universo donde los hoodoos se alzan como centinelas silenciosos, formando «habitaciones» naturales entre las rocas donde el silencio es tan palpable como la piedra misma.

La danza cromática del amanecer

Los fotógrafos juran que no existe experiencia comparable a presenciar el primer rayo de sol iluminando gradualmente el anfiteatro desde Sunrise Point. A medida que la luz avanza, las sombras retroceden revelando matices insospechados en la roca: ocres, carmesíes y dorados que parecen palpitar con vida propia, un espectáculo que rivaliza con los mejores Destinos para Observar Auroras Boreales.

Las ventanas a mundos perdidos

Entre las formaciones más peculiares se encuentran los arcos y ventanas naturales, como Natural Bridge, un arco colosal de piedra roja que enmarca perfectamente el bosque de pinos ponderosa en la distancia. Estos portales pétreos parecen aberturas hacia dimensiones paralelas, recordando a los visitantes que están pisando uno de los paisajes más antiguos y extraños de América.

La primavera nevada de los contrastes

Quienes visitan Bryce a finales de abril o principios de mayo encuentran un fenómeno visual extraordinario: la nieve persistente sobre las crestas rojizas crea un contraste dramático semejante al de los Parques Volcánicos de California. Este juego visual de fuego y hielo transforma el paisaje en algo casi onírico, especialmente al atardecer cuando el sol poniente tiñe la nieve de tonos rosa y dorado.

El secreto mejor guardado: Wall Street

Descendiendo por el Navajo Loop Trail se encuentra Wall Street, una garganta estrecha flanqueada por paredes rojizas verticales y dos solitarios pinos ponderosa que, desafiando toda lógica, han crecido hacia el cielo en busca de luz. Este cañón de ranura, con sus pasadizos estrechos y sus juegos de luz, ofrece una intimidad con la roca que pocos lugares en el mundo pueden igualar, reminiscente de las calas secretas en Islas Paradisíacas en el Mediterráneo.

Caminar entre los hoodoos de Bryce Canyon es adentrarse en un cuento de hadas geológico, donde el tiempo se mide en millones de años y donde cada paso revela una nueva maravilla tallada por las fuerzas elementales. Este bosque de piedra, que parece surgido de la imaginación de un artista cósmico, nos recuerda que la naturaleza sigue siendo la creadora de las obras más extraordinarias y perdurables de nuestro planeta.