Este pueblo de 350 habitantes custodia 14 arcos medievales y una plaza comercial desde 1102 a 110 km de Barcelona

Cuando las carreteras comarcales del Baix Empordà dibujan curvas entre viñedos y emergen casas de piedra amarillenta agrupadas en torno a arcos góticos, solo quienes conocen el secreto saben detenerse. Monells no grita su belleza desde la autopista. Se oculta deliberadamente a 110 km de Barcelona, custodiado por 350 habitantes que prefieren el murmullo del río Rissec a las avalanchas turísticas. Mientras Cadaqués colapsa cada verano con 2.850 habitantes saturados y Tossa de Mar se museifica con sus 6.120 residentes, este pueblo de arcos medievales y Plaza Jaume I—mercado desde 1102—permanece intacto. La piedra amarilla, las macetas floridas y el eco de pasos sobre empedrado delatan 923 años de historia comercial que los catalanes mantienen celosamente en secreto.

El pueblo que los catalanes descubren por carreteras sin señalizar

A diferencia de destinos masificados de la Costa Brava, Monells no aparece en rutas turísticas convencionales. La carretera que serpentea desde el litoral hacia el interior deposita viajeros en un pueblo integrado con Cruïlles y Sant Sadurní de l’Heura. Forma parte del Paraje Natural de les Gavarres, designado como Espacio de Interés Natural.

Desde Barcelona son 110-120 km que pocos turistas extranjeros recorren. El transporte público tradicional es limitado, pero desde noviembre de 2023 funciona Clic.cat: servicio a demanda operativo lunes-sábado 7:00-20:00 con 30 minutos de anticipación. Un billete cuesta 1,90 € y el abono de 10 viajes sale por 8,75 €.

Este acceso controlado mantiene el carácter tranquilo que define Monells desde su primera mención escrita en 889-890, cuando el rey franco Odón concedió la «villa Mulinnensis» o «ciudad de los molinos pequeños».

Plaza Jaume I: 923 años como corazón comercial medieval

La Plaza Mayor de Monells late con historia comercial auténtica. Desde 1102, cuando el mercado de Anyells se trasladó aquí por orden real, esta plaza se convirtió en epicentro del Baix Empordà. Durante el siglo XVII fue uno de los mercados más importantes de la región, especializado en cereales y ganado.

Arquitectura románica y gótica superpuesta en piedra amarilla

La evolución arquitectónica se lee en los muros. Restos románicos persisten en murallas, torres y el Castillo de Monells—construido en la segunda mitad del siglo XI sobre la orilla del Rissec. El estilo gótico domina plazas, calles y ventanales.

Los 14 arcos medievales conservados enmarcan la plaza con altura de 4,2 metros. La piedra amarillenta—material característico del Baix Empordà—otorga tonalidad cálida acogedora. La Iglesia de Sant Genís del siglo XI conserva cabecera románica original mientras nave y ábside son góticos.

El río Rissec: origen del nombre y división natural

El nombre deriva de «villa Mulinnensis», directamente relacionado con los molinos de agua del río que atraviesa el pueblo. Este curso divide Monells: castillo en orilla derecha, desarrollo comercial en orilla izquierda. El murmullo constante del Rissec acompaña el silencio rural profundo.

En 1234, el rey Jaime I de Aragón designó «la mitgera» de Monells como patrón de medidas de cereales para todo el obispado de Girona. Una reproducción del siglo XIX aún se observa en la plaza.

Experiencia sensorial entre arcos y empedrado

Caminar por Monells activa todos los sentidos. Las calles empedradas con piedra de 15-20 cm crean un sonido característico bajo los pies. La temperatura del empedrado mantiene 5-7°C menos que el asfalto en verano. Los arcos proyectan sombras geométricas entre las 10:00-12:00 y 16:00-18:00.

Macetas floridas y vegetación omnipresente

El 85% de las fachadas tienen macetas colocadas a 1,20-1,50 m de altura. Geranios rojos, hiedra común y buganvillas complementan la estética medieval sin comprometerla. Esta tradición está documentada desde 1780 como medida para «embellecer y refrescar las calles».

Como el pueblo de Cadaqués pero sin masificación, Monells ofrece autenticidad medieval intacta.

Gastronomía local en restaurantes familiares

Tres restaurantes sirven cocina tradicional empordanesa: Can Riera desde 1960, El Racó de Monells con fusión moderna, y Cal Pau especializado en arroces. El menú del día cuesta 22 €, notablemente menos que Tossa de Mar con sus 28 €.

Patrimonio Cultural Europeo sin avalanchas turísticas

Monells está protegido como uno de los pueblos más bonitos de España desde 2015. Forma parte del conjunto medieval del Baix Empordà junto con Peratallada, Ullastret y Púbol. Sin embargo, mantiene carácter rural deliberado con solo 28 plazas de alojamiento frente a las 3.200 de Cadaqués.

La diferencia es estratégica. Mientras otros pueblos pequeños luchan contra la masificación, Monells la evita activamente. Los vecinos colaboran con oficinas de turismo para desviar autobuses hacia destinos preparados para grupos grandes.

Su proximidad a la Costa Brava permite combinar turismo cultural medieval con playas en el mismo viaje. La playa más cercana, Platja de Pals, está a solo 18 km.

Tus preguntas sobre Monells respondidas

¿Cómo llegar a Monells desde Barcelona sin coche?

El servicio Clic.cat conecta 25 pueblos del Baix Empordà incluyendo Monells. Precio: 1,90 € billete sencillo, 8,75 € abono 10 viajes. Horario: lunes-sábado 7:00-20:00. Requiere solicitud 30 minutos antes vía app móvil o teléfono 670 788 888. Combinación: tren Barcelona-Flaçà + Clic.cat hasta Monells.

¿Cuál es la mejor época para visitar Monells?

Primavera (abril-mayo) y otoño (septiembre-octubre) son ideales. Temperaturas mediterráneas de 15-23°C, afluencia turística menor que verano, luz suave para fotografiar piedra amarilla. Evita julio-agosto si buscas máxima tranquilidad. Como otros pueblos con plazas porticadas, el atractivo arquitectónico es constante todo el año.

¿Qué otros pueblos medievales combinar con Monells?

Peratallada (7,2 km), Ullastret (14,5 km), Púbol (18,3 km) y Pals (19,1 km) forman ruta circular perfecta. Distancias cortas permiten visita de 1-2 días. Monells funciona como base central por su tranquilidad y autenticidad preservada sin saturación turística.

Cuando las últimas luces mediterráneas tiñen de oro los 14 arcos de la Plaza Jaume I y el eco de 923 años de historia comercial resuena sobre empedrado vacío, Monells revela su secreto mejor guardado: la autenticidad catalana no necesita multitudes para latir con fuerza.