Este pueblo medieval a 109 km de Barcelona esconde un puente colgante que te transporta al siglo XVI (la joya suspendida de Cataluña que solo 285 personas llaman hogar)

Un viaje por las calles empedradas de Rupit i Pruit revela uno de los tesoros medievales mejor guardados de Cataluña. A solo 109 km de Barcelona, este pequeño municipio de 285 habitantes fusiona historia y naturaleza en un conjunto arquitectónico donde el tiempo parece haberse detenido. Lo más fascinante no es solo su perfecta conservación, sino el icónico puente colgante de madera que se balancea suavemente mientras los visitantes lo cruzan, ofreciendo una experiencia que transporta directamente al medievo.

Un pueblo suspendido entre dos épocas

Resultado de la unión de dos núcleos históricos en 1977, Rupit i Pruit conserva intacta su esencia medieval con edificaciones de los siglos XVI al XVIII. Sus casas de piedra natural, balcones de madera y callejuelas empedradas crean un conjunto armónico que parece extraído de un cuento. El puente suspendido, construido originalmente en 1945, se ha convertido en símbolo del pueblo y punto obligado para fotografías panorámicas.

Bajo la sombra del castillo milenario

La historia de Rupit comenzó alrededor de un castillo construido en el año 1000, cuyos restos aún coronan el crag rocoso que domina el pueblo. Desde esta posición estratégica, similar a otros asentamientos medievales catalanes que desafían la gravedad, se controlaban las rutas comerciales y se protegía a la población de invasiones.

El encanto de lo auténticamente catalán

La iglesia barroca de Sant Miquel Arcàngel en Rupit y la románica de Sant Andreu en Pruit representan joyas arquitectónicas que complementan el conjunto histórico. Cada rincón revela detalles que hablan de un pasado próspero, con escudos nobiliarios y ornamentos que evidencian la importancia que tuvo esta zona siglos atrás.

«Rupit no es un pueblo reconstruido para turistas, es un lugar donde cada piedra cuenta una historia auténtica que ha sobrevivido al paso de los siglos», explica Maria Solé, historiadora local.

Un paraíso natural en el corazón de Collsacabra

Más allá de su patrimonio arquitectónico, Rupit i Pruit se encuentra en un entorno natural privilegiado. Las cascadas del Sallent, con más de 100 metros de caída, ofrecen un espectáculo natural impresionante, mientras que los senderos que recorren el área de Collsacabra invitan a descubrir paisajes de ensueño, similar a la experiencia de visitar otros enclaves naturales catalanes de altura.

La joya suspendida de Cataluña

El pueblo parece flotar sobre el paisaje, recordando a otros asentamientos medievales catalanes que se asientan sobre formaciones rocosas. Esta ubicación estratégica no solo protegía a sus habitantes en tiempos de guerra, sino que ahora regala vistas panorámicas excepcionales a quienes se aventuran a explorarlo.

Pioneros del turismo sostenible

Reconocido como «Pueblo con Encanto» por la Agencia Catalana de Turismo y galardonado como Best Tourism Village por la ONU, Rupit i Pruit representa un modelo de turismo sostenible. El aparcamiento regulado en la entrada del pueblo, los puntos de recarga para vehículos eléctricos y las políticas de preservación del patrimonio demuestran un compromiso firme con la sostenibilidad.

«Queremos conservar nuestra esencia. Aquí la gente viene a desconectar, a sentir la historia bajo sus pies y a respirar aire puro», comenta Jordi Riera, vecino del pueblo.

Un viaje gastronómico al pasado

La cocina tradicional catalana encuentra su expresión más auténtica en los restaurantes de Rupit. Platos como la «escudella», los «canelones rellenos» o las «mongetes amb botifarra» permiten completar la inmersión cultural con sabores que han trascendido generaciones, convirtiendo la visita en una experiencia para todos los sentidos.

Rupit i Pruit representa esa Cataluña ancestral que resiste al tiempo, invitando a quienes buscan autenticidad a perderse entre sus callejuelas, cruzar su emblemático puente colgante y descubrir un fragmento vivo de la historia medieval española, todo ello mientras disfrutan de un modelo turístico que respeta el pasado mirando hacia el futuro.